Entender tu mentalidad aumenta tu conciencia sobre el aspecto más importante de la productividad: tu enfoque.
Entiendo perfectamente la inquietud porque en este momento muchas de nosotras estamos compartiendo nuestro espacio de trabajo con el de otros miembros de la familia. En mi hogar somos 4 y muchas veces en la misma habitación en la que estoy preparando una presentación, mi esposo está presentando una cotización y mis hijos toman sus clases virtuales.
Además debemos hacernos cargo de actividades que antes no se nos presentaban en horario laboral o que delegábamos a otras personas, como los quehaceres de la casa o el cuidado de los niños.
Sin embargo, me atrevo a asegurar que algunos principios básicos de productividad siguen funcionando sin importar si trabajas desde casa, en una oficina, en la cafetería o en un hotel.
Llevo más de 10 años trabajando principalmente desde mi hogar, alternando las labores de madre, ejecutiva, esposa y ama de casa. Durante este tiempo he descubierto que hay principios muy sencillos y hasta de sentido común que si se ponen en práctica, no solo mejoran tu productividad, sino que además, te ayudan a balancear tu vida y sentirte en control de tu tiempo y estilo de vida.
En mi próximo artículo del Blog te voy a compartir una lista completa de mis mejores consejos y herramientas para ser más productiva y hacer lo que me propongo. Pero antes de eso, debo advertirte que no te va a servir de nada, si no aumentas tu conciencia sobre el aspecto más importante de la productividad: tu enfoque.
Casi puedo oírte preguntarme, ¿Cómo puedo mantenerme enfocada cuando hay tantas distracciones? ¿Cómo mantener mi atención en una sola cosa a la vez? y, ¿Cómo puedo disfrutar los momentos con mi familia cuando tengo tantos pendientes aún en mi agenda?
Si a menudo te cuesta sentir que no tienes tiempo para hacerlo todo, probablemente pases la mayor parte de las horas del día en lo que yo llamo el «modo de hacer» de la mente.
El “modo hacer” es cuando estás tomando decisiones, marcando cosas de tu lista de tareas o planificando cómo hacerlo todo.
No hay nada malo en el “modo hacer”.
Es cómo avanzamos en nuestras vidas y creamos lo que queremos.
Este modo de pensar es lo que nos separa de todas las demás criaturas en la tierra.
Pero cuando empezamos a sentirnos estresadas, abrumadas, ansiosas o frustradas es posible que estemos pasando demasiado tiempo en este estado mental.
El otro modo de pensar es el «modo ser». Esto es cuando estás presente, consciente y comprometida en el aquí y ahora.
El “modo ser” te permite disfrutar de tu experiencia actual con todos tus sentidos.
Cambiar entre estos dos modos de mente puede ser un desafío.
Cuando hayas terminado con el trabajo y sea hora de relacionarte con tu familia, tu cerebro puede estar buscando lo siguiente que debe hacer.
Puedes estar llena de pensamientos sobre lavar la ropa, cenar, limpiar, preparar a los niños para la cama y enviar ese último correo electrónico.
No te permite simplemente estar presente, entonces estarás pensando en todo lo que NO has logrado, en lo que NO has hecho aún y así, sin darte cuenta, estás dejando pasar un momento que no volverá.
¿Ves el punto?
Al aprender a aumentar nuestro nivel de conciencia en lo que estamos haciendo en este momento nos ayuda a disfrutar, elevar nuestra energía, entender y aceptar nuestras emociones, hacer una pausa, recargarnos y tener mayor claridad y enfoque.
Incluso, una vez hayas planeando los objetivos y actividades de la semana, utilizando tu “modo hacer”, puedes aprovechar el otro modo de tu mente para mantenerte enfocada y productiva.
¿Qué puedes hacer?
Usa tu “modo hacer” para definir los objetivos de la semana y cada mañana define acciones que emprenderás en el día que te van a encaminar a cumplir esos objetivos. No solo plantea los objetivos profesionales. Incluye además otros que también son importantes, como los familiares, el descanso, ejercicio, alimentación y de crecimiento.
No pases un día más sin definir esto. Es muy importante que sepas qué quieres lograr y qué acciones implementarás para ello.
Luego, durante el día, haz varias pausas para respirar y entrar en conciencia de lo que estás haciendo en el momento presente. Usa estas preguntas:
¿Qué estoy haciendo en este momento?
¿Cómo me siento?
¿Cómo esto que estoy haciendo me acerca a mis objetivos planteados?
Finaliza tu pausa haciendo cinco respiraciones profundas.
Esta práctica es tan sencilla como poderosa, porque la verdad es que el único momento que tienes es este.
Y, mi hermosa amiga, tu mereces estar presente en tu vida, disfrutar todo lo que haces.
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Nos vemos pronto.
Un abrazo,
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